jueves, 26 de marzo de 2009

Momentos Literarios...



Porque hay ciertos libros que nos han hecho reír y llorar, suspirar, alegar y querer cambiar el mundo de cualquier manera. Libros donde nosotros mismos nos vemos reflejados, ya sean nuestros ideales, nuestros defectos, o nuestra manera de ser. Libros que nos conmueven cada fibra de nuestro ser hasta dejarnos derretidos en el pavimento, como simples cera de velas agónicas por el fuego.

Hoy presento un Gran momento de la literatura.

Del libro “Mujercitas” de Lousa May Alcott…

“La declaración de Laurie”


Hubo algo en su tono decidido que hizo levantar a Jo la vista rápidamente. Lo encontró mirándola con una expresión que no dejó lugar a dudas de que hubiese llegado el momento temido. Extendiendo la mano, imploró:
-¡No, Teddy, por favor, no! ...
-Sí, sí, tienes que escucharme, Jo. No vale de nada evadirlo, tenemos que ventilar este asunto, y cuanto antes mejor para los dos -respondió el muchacho enrojeciendo de emoción.
-Di lo que quieras entonces y te escucharé -continuó Jo con paciencia desesperada.
Laurie no era más que un joven enamorado, pero lo estaba de veras, y tenía el firme propósito de "ventilar aquello" aunque le fuese mal en la prueba, de modo que se precipitó en aquel tema con la impetuosidad que lo caracterizaba, diciendo con una voz que persistía en quebrarse:
-Te he querido desde que te conozco, Jo; ¡has sido tan buena conmigo! He tratado de demostrártelo y nunca me lo permitiste; pero lo que es ahora, me vas a tener que oír y darme una respuesta, porque no puedo más seguir así.
-Yo quería ahorrarte este momento... Creí que comprenderías... -comenzó Jo, encontrando el trance aún más arduo de lo que lo había imaginado.
-Ya sé... me daba cuenta, pero las chicas son tan raras que uno nunca sabe realmente qué es lo que quieren. ¡Cuántas veces dicen "No", cuando en realidad significan "Sí", y son capaces de sacar a un hombre de quicio únicamente por divertirse -replicó Laurie, atrincherándose detrás de un hecho a todas luces innegable.
-Yo no. Nunca quise que me quisieras de esta manera, y si me marché a Nueva York fue sólo para evitártelo si en mi mano estaba.
-Ya me pareció que era así... Era exactamente "tuyo" ese proceder, pero de nada te valió, porque te quise más que nunca, y si trabajé tanto fue sólo por complacerte. Renuncié al billar y a todo lo que a ti no te gustaba, y te aguardé sin quejarme, porque esperaba que llegases a quererme, aunque sé muy bien que no te merezco -aquí se le quebró la voz sin que pudiese evitarlo, de modo, que se calló la boca y se puso a cortar margaritas del campo mientras se componía la "maldita garganta".
-Eso no, Laurie, no lo digas. ¡Ya lo creo que me mereces! Eres demasiado para mí, y te estoy agradecida por quererme y orgullosa de ti, ¡y te quiero muchísimo! ... No puedo explicarme por qué no me es posible amarte del modo a que tú aspiras. Dios sabe que, lo he intentado, pero es inútil, no puedo cambiar mis sentimientos, y sería una mentira que te dijera sí.
-¿De verdad, de verdad, Jo?
Laurie se detuvo y le tomó las dos manos al hacerle aquella pregunta con una mirada que la muchacha no iba a olvidar por mucho tiempo.
-De veras, de veras, querido.

(…)

-Pero ya verás como te pasa eso de aquí a un tiempo, y entonces ¿qué voy a hacer yo?
-También querrás a alguna otra, como chico razonable que eres... Y te olvidarás de todo esto.
-Yo no puedo querer a nadie más. Nunca te olvidaré, Jo, nunca, nunca... -dijo entonces dando una patada en el suelo para dar énfasis a sus palabras apasionadas.
"¿Qué voy a hacer con él?", suspiró Jo, encontrando que las emociones eran más difíciles de manejar que lo que ella esperaba. Luego continuó:
-Todavía no has oído lo que quería decirte. Siéntate y escucha, porque es bien cierto que yo quiero portarme bien contigo y hacerte feliz -dijo entonces.
Viendo un rayo de esperanza en la última frase de Jo, Laurie se echó a los pies de la chica, mirándola con rostro esperanzado. Semejante actitud no era favorable para la conversación serena ni el claro pensamiento; ¿cómo podía decir a su muchacho cosas duras mientras veía esos ojos llenos de amor y ansiedad y en las pestañas aún quedaban rastros de las gotas amargas que le había arrancado la dureza de su corazón? Así es que Jo volvió la cabeza y habló mientras acariciaba el pelo ondeado que él se había dejado crecer por ella.
-Yo estoy de acuerdo con mamá en que tú y yo no cuadramos el uno para el otro, pues nuestros genios vivos y voluntades firmes nos harían probablemente sentir muy desdichados si fuésemos tan necios como para cas... -Jo se detuvo ante esta palabra, pero Laurie la pronunció con expresión embelesada:
-¿Casarnos? ¡Qué va! No podríamos ser desgraciados si tú me quisieras, Jo. Y yo me convertiría en un santo perfecto porque tú haces de mí lo que quieres.
-¡Qué esperanza! Ya lo he probado, y no voy a arriesgar nuestra felicidad con un experimento tan serio como ése. No estamos de acuerdo y nunca lo estaremos, de modo que seamos amigos toda la vida pero no hagamos nada precipitado ni imprudente.
-Ya lo creo que lo haremos si tenemos la oportunidad -farfulló Laurie, con tono de rebeldía.
-Sé razonable, querido, y toma un punto de vista sensato de la cosa -imploró Jo, probando que no sabía nada de asuntos de amor.
-No quiero ser razonable y no voy a tomar lo que tú llamas un "punto de vista sensato", pues a mí nada me resolvería y a ti sólo consigue ponerte más dura. No creo que tengas corazón.
(…)

-Un día te arrepentirás de esto, Jo.
-¿A dónde te vas? -dijo Jo casi llorando porque le asustó la cara del muchacho.
-¡Al diablo! -fue la consoladora respuesta.
OoOoO
Un momento regocijante de un libro que todo PPC debería leer...
Espero que lo hayan disfrutado tanto como Karix y yo al releer esta parte. Y si quieren ver una versión mágica y moderna al estilo "Mujercitas"... pinchen aquí. El fic "La Sociedad Secreta" de Karix es su mejor opción :p
Soñando con Laurie....
Ember.

3 comentarios:

TILDITA | 26 de marzo de 2009, 23:49

Me leí la serie completita. Mujercitas, Señoritas, Hombrecitos, y la última, Los muchachos de Jo.Já.
Personalmente, creo que Jos era mucha mujer para Laurie...Juáaaa!
Y al menos Jos tendrá revancha y hará lo que se le de la gana, que para esa época, ya era mucho!

Besos de novela!

El Pantano de Fiona | 28 de marzo de 2009, 12:56

jo y laurie...miren como conte en lo de tildita,cuando tenia 9 años y despues de despacharme mujercitas ,lei las mujercitas se casan...........y cuando llegue a esta parte .......me enoje,me enfureci con la autora........como que lo rechaza?? cerre el libro y por 2 años no lo lei ....hasta que la curiosidad pudo ams y lei toda la saga de mujercitas mas todos los libros de la alcott...........y los prestaba a mis amigas del cole...y las convertia a lectoras adictas...........en fin
no me consuela saber que jos se caso con el profesor bhaer....ni que laurie se enamoro de amy,mas madura y menos estupida.........
en fin
besos
fiona

M. | 30 de marzo de 2009, 22:48

o my gosh! haha debo de termianr de leer mujercitas
todavia no llego a esa parte D:
culpen a lestat xD soy fan de anne rice de un tiempo para aca haha
leere mujercitas D:
no leere otra cosa hasta acabarlo haha

M.B. Black