jueves, 5 de junio de 2008

Pastel Soñado (Lily x James)



Capítulo I: Observar.

Sus párpados se cerraban con pesadez tras las gafas que enmarcaban sus ojos. Llevaba apenas media hora en la biblioteca y no podía más…. Nada evitaría que de un momento a otro se quedara dormido justo sobre su tarea de historia de la magia.
Vaciló su cabeza hacia todos lados en un intento de escapar de aquel sopor que lo envolvía, y dirigió su atención hacia Sirius a su lado, quien seguramente debía estar… ¿leyendo?
¡¿Qué hacía Sirius leyendo?!, podía estar durmiendo, babeando, como mínimo observando a aquella ravenclaw que mostraba todo el escote- sin pudor alguno- que se alzaba a través de su blusa semiabierta… pero no leyendo y relamiéndose los labios a la vez.

- Sirius, ¿qué haces?- preguntó James, sosteniendo su cabeza con una mano, mientras miraba el grueso libro empastado que escondía parte del rostro de su amigo.
- Leo- respondió el aludido, sin desviarse de su tares.
- Sé que estás leyendo, es obvio-.
- Shhh- lo calló Sirius- entonces no preguntes estupideces-.
James frunció el ceño y se acercó un palmo más a Sirius.
Vamos, pensó, Sirius está leyendo, concentrado como nunca y relamiéndose los labios… ¿no estará…?
- ¡Una novela porno!- exclamó, llamando de inmediato la atención de todos lo que estaban a unas tres mesas a la redonda… porno siempre era una palabra que llamaba la atención.
Sirius bajó el libro lentamente, y alzó una ceja intimidante, escrutando el rostro avergonzado de su amigo con su fría mirada gris.
- No es una novela porno- aclaró, elevando el tono de voz lo suficiente para que todos aquellos que antes se había volteado a mirarlos, incluyendo a la ravenclaw escotada que los observaba con una clara mirada lasciva , les quedara claro que Sirius Black no leía novelas porno en la biblioteca- No necesito leerlas cuando puedo ser su protagonista-.
James rió y Sirius amplió la sonrisa arrogante en su rostro, después de todo un Black siempre sería un Black.
- ¿Entonces qué es?- prosiguió James, en un bajo murmullo para que la Señora Pince no se levantara de su asiento y los echara con una de aquellas aterradoras miradas ante las cuales hasta Mc Gonagall se callaba.
Sirius sonrió.
- Es un libro de cocina- respondió, encorvándose para no ser oído.
James frunció el ceño una vez más.
- ¿Y qué haces leyendo un libro de cocina… si nunca has cocinado en tu vida?-.
Sirius dejó el libro frente a su amigo y lo abrió en las páginas que tenía marcadas, mostrándole las ilustraciones.
- Es una guía para siempre encontrar el mejor pastel-.
Los ojos de ambos amigos se agrandaron con todas las fotos de exquisitos pasteles que había en las amarillentas hojas del libro. Habían unos glaceados y otros de chocolate amargo, también unos cuantos espolvoreados de azúcar, mientras otros estaban envueltos en crema batida. Los colores de los adornos en flores hechos de mazapán provocaban unas tentadoras ganas de babear y las chispas de chocolates, las gomitas, dulces y otros accesorios parecían joyas que decoraban los perfectos pasteles.
James se relamió los labios ante las imágenes, y recordó que ya se acerca la hora de la cena, de la tan esperada cena.
- La señora Cakekiss te da una guía de cómo descubrir tu pastel soñado, el mejor pastel- explicó Sirius, poniendo voz de doctorado en el tema- Primero debes observar el pastel, la comida siempre entra por los ojos; luego olerlo y descubrir en su aroma la mezcla de los exquisitos ingredientes que lo componen. Recién ahí podrás probarlo y degustar sólo un pequeño mordisco, cerciorándote que es el indicado- Sirius había cerrado los ojos, imaginándose su dichoso pastel- Y, finalmente, tendrás todo lo listo para devorarlo, y sentir en todo su esplendor cada sabor del pedazo de pastel… estando seguro de que es aquel que estabas esperando-.
James miraba a su amigo impresionado, ahora entendía porqué estaba tan atento en el libro, mientras él se dormía sobre su tarea.
- Deberemos probar las técnicas durante la cena- opinó, viendo como Sirius cerraba el libro y lo dejaba a un lado.
- Buena idea- le respondió su amigo algo ido, sonriendo hacia el frente donde la ravenclaw no le sacaba los ojos de encima- pero creo que yo no esperaré- y con una seductora sonrisa se levantó de su asiento, camino hacia la muchacha que esperaba su llegada.
Sirius se inclinó frente a la chica y le murmuró algo al oído, provocando que una risa coqueta se escapara de los labios de ella. Luego se miraron con un gesto cómplice y ambos desaparecieron de ahí… directos a la “Sección Prohibida”.

OoOoOoO

Volvió a restregar los puños sobres sus ojos e intentó abrirlos por una última vez. Sirius se había ido hace sólo unos veinte minutos y ya se estaba quedando dormido… otra vez.
Dirigió su mirada borrosa hacia donde estaba la ventana más cercana, a través de la cual se podía contemplar el gran campo de quiddith en toda su majestuosidad. Pero un perfil delineado se atravesó en su vista, haciendo que tuviera que ponerse los lentes de inmediato para poder distinguir quién era.
Frente a él una melena pelirroja enmarcaba un rostro delicado que brillaba con la luz del sol arrebolado pegándole en sus mejillas. Su nariz estaba cubierta por una cuantas pecas extraviadas, y sus labios rosa natural estaban tensos ante la concentración.
James estaba absorto observando a la prefecta de su casa, Lily Evans, terminando la tarea de historia que les habían mandado.
Muchas veces la había visto andar de aquí para allá, y otras cuantas la había hecho víctima de sus comentarios galanes con los que solía seducir. Pero nunca se había detenido a observarla como lo hacía en aquel momento… sin ninguna otra intención que admirar lo linda que se había vuelto con los años, lo angelical que se veía.
No podía negar que las pelirrojas eran su debilidad, una patología Potter que los afectaba hace incontables generaciones. Mas también debía aceptar que Evans era mucho más que un simple color de cabello.
¡Por Merlín, que mal genio tenía esa mujer!. Si bastaba con que uno hiciera una broma inofensiva: como colgar a Snape del asta más alta del campo de quiddith, o mezclar el jugo de calabaza con amortentia, para que ardiera Troya y Evans sacara toda su autoridad y técnica mágica a relucir. Sólo Lunático podía escudarlos ante el “Huracán Evans” para no permanecer castigados esta vida y la siguiente bajo el yugo de Mc Gonagall.
Lily arrugó levemente el ceño, y anotó algo sobre el pergamino donde estaba realizando su informe, sonriendo una vez puso el punto final. James sonrió con ella por inercia y se concentró en ese sexy lunar que tenía la chica sobre el labio superior, prestando tanta atención a cada uno de sus movimientos que ya no recordaba aquel arrugado informe que estaba bajo sus manos.
La pelirroja enrolló el pergamino con sumo cuidado, amarrándolo con una cinta roja para que no se fuera a desarmar. Y se levantó, haciendo el menor ruido posible, mientras los ojos del buscador del equipo de Gryffindor no le sacaban la mirada de encima…
¿Qué eran esa curvas?, esas delicadas y sensuales curvas. ¿Desde cuándo Evans había perdido esa delgadez infantil y se había vuelto tan… mujer?.
La mente de James estaba pegada en esas piernas torneadas que se lucían bajo la falda de la chica, y no podía negar que estaba extasiado, emocionado por aquel descubrimiento. Sus labios se curvaron mientras Evans se acercaba a él, y se sentó apoyado en el respaldo de la silla, listo para una de sus típicas frases…
… o cualquier frase en absoluto.

- Evans- llamó, percibiendo con espanto como su cerebro parecía haberse trabado.
Lily se detuvo frente a él y lo observó, dejando sus cosas sobre la mesa.
¡Sí, el paraíso debía ser de color verde esmeralda!
- Potter…- respondió, dirigiéndose a él con cuidado, siempre había que tener cuidado cuando se trataba de un “merodeador”.
- Yo… yo…- ¡Habla, maldita sea, James, habla!- ¿esa es al tarea de historia?-.
Lily alzó una ceja extrañada y asintió.
- Claro, mañana hay que entregarla…- explicó, sin entender por qué Potter le hablaba- Ni se te ocurra pedírmela para copiara, ya le dije a Black que no permitiría que me copiaran una tarea… nunca más-.
¡Oh no!, ya comenzaba “Huracán Evans”.
- No, no, no- negó James rápidamente- sólo…- la saliva pareció atragantarse en su traquea- sólo quería decirte que estás muy linda-.
Lily se sonrojó, y sus mejillas asimilaron el mismo color de su cabello. Sus ojos verdes bajaron de forma inmediata al suelo, y James pudo notar como el labio le temblaba.
- Me tengo que ir- murmuró rápidamente, y sin fijarse en alguna otra cosa corrió, desapareciendo como humo de la biblioteca.
James sonrió para sus adentros ante la reacción obtenida, y guardó entre sus cosas el pergamino amarrado con una cinta que Lily había olvidado sobre la mesa.
… Primer paso hacia el pastel soñado ya estaba listo… y ¡Por Morgana, que bellos ojos tenía ese pastel!.
&
¿Qué tal?.
Tendrá tres capítulos más....
La dirección en FF.NET, para que me dejen un rr :)... es http://www.fanfiction.net/s/4302979/1/Pastel_So_ado
un besote!
Ember.

1 comentarios:

El Pantano de Fiona | 5 de junio de 2008, 17:44

muy buena historia pinta espectacular ,la seguire!dani escribis barbaro!!!!!!!!!!
besos
fiona